En un banco, una mujer reflexiona con sus libros abiertos e intercambia una mirada con un hombre situado detrás en la sombra. A lo lejos, la silueta del Teatro Marigny en los jardines de la rotonda de los Campos Elíseos de París.
La mujer, ligeramente a la izquierda del centro de la composición está a plena luz, sobre el fondo verde oscuro del follaje y de su chal del mismo color. Está magníficamente vestida en colores vivos, con blusa y falda a rayas y con botas rojas. El cuerpo femenino está girado hacia el hombre, del que no vemos más que el rostro y la mano derecha. Este último está tratado con contornos de colores fríos, como si no existiera. Así como la mujer a plena luz frente al hombre situado en la sombra, el teatro Marigny está bañado por el sol detrás de las hojas de color verde oscuro.
El lienzo está marcado por el ritmo de los juegos de miradas y manos y por la dinámica cruzada de las diagonales del cuerpo femenino y del banco. Ante la linealidad de este último dando profundidad a la composición, las líneas flexibles de la falda recuperan la mirada hacia la manga y hacia el dorso de su mano izquierda, extrañamente colocada de forma plana sobre el brazo derecho, acabando así con el rombo del busto femenino, como si fuese un espejo de hermoso rostro femenino colocado en el centro de todas las miradas. La alternancia de tonos cálidos y fríos es estimulada por toques de pintura amarilla que la artista ha distribuido por todo el lienzo.
¿Es una pintura de la fuerza de un idilio naciente o de un recuerdo de amor? ¿Pintura de inspiración literaria o artística?
Este lienzo fue expuesto en los “Encuentros con Victor Hugo” en Montfermeil en 1985 y en el catálogo, estos pocos versos del poeta de “La pendiente del ensueño»
» El horizonte se perdió, las formas desaparecieron
Y el hombre con la cosa y el ser con el alma
Flotaron con mi aliento, y el escalofrío se apoderó de mí. «