Hermoso bodegón con, al fondo, sobre una mesa fijada a una pared, un jarrón chino de cerámica blanca con un tulipán marchito, dorados crisantemos amarillos y hojas en marrón oscuro, frente a un plato blanco con racimos de uvas negras, ciruelas y pera. Otros dos racimos de uvas negras están colocados sobre la mesa, a ambos lado del plato. Una tela de color violeta, bajo el plato, está colocada en diagonal con una parte cayendo sobre el borde de la mesa en primer plano.
En un entorno muy plano (pared, mesa) y rectilíneo (jarrón con lados cortados y borde de la mesa), las flores y frutas aportan toques amorfos o circulares bajo dos colores dominantes: el cobrizo dorado y el marrón negro. Los toques azules y blancos en vertical y los marrones claros y oscuros en horizontal vibran de forma más leve.
La soberbia paleta de colores otoñales elegida por la artista se impone y vibra magistralmente sobre las superficies y volúmenes de las sencillas formas que componen este bodegón.