Composición en forma de friso de un grupo de mujeres guatemaltecas, cuyas trenzas negras envueltas en telas de colores claros marcan el ritmo del lienzo con sus alternancias cálidas y luminosas. Como lo sugiere el título, podemos adivinar diferentes generaciones imponiendo en primer plano la unicidad y la belleza de sus cabellos.
Situadas frente a un paisaje rectilíneo de lonas blancas y telas mayas tratadas en oposición pictórica en la parte superior del lienzo, los bustos de las mujeres sin brazos desfilan en primer plano, como bolos girando de forma alineada en el carrusel de la vida.
Guatemala y México visitados por la artista en 1973 generaron toda una serie de lienzos llenos de humanidad rindiendo homenaje a la fuerza del mundo femenino maya silencioso, colorido e imperturbable.