Homenaje a Goya, retrato de Juana Mari con abanico

Retrato de cuerpo entero de una española de cabello corto y negro, peinado a ambos lados de su cabeza, vestida con una estrecha falda blanca de volantes terminando por las rodillas y con una blusa roja brillante.

Sentada tras el armario con puntas de diamante característico del taller de pintura parisino de la artista, junto a una mesa redonda cubierta por un gran mantel amarillo y un pequeño ramo, los ojos medio cerrados, las manos unidas sobre su falda con un abanico amarillo en la mano derecha, la modelo parece esperar con la espalda ligeramente arqueada el final de la pose, que imaginamos larga para permitir a la artista captar los reflejos de luz en el corpiño, los brazos y las piernas desnudas de la modelo, dejando en la sombra el rostro de la joven.

Los colores amarillos cálidos dominan con los rojos brillantes en el corpiño y los zapatos. Las pinceladas de luz, amarilla en la alfombra y blanca en la pared en la parte inferior derecha del lienzo en respuesta al mantel amarillo de la mesa, parecen envolver a la modelo como una mandorla.

El título elegido «Homenaje a Goya» refleja la profunda admiración de la artista por el maestro español donde, en uno de sus últimos cuadros «La lechera de Burdeos» presenta a una joven con la misma pose encorvada.

La modelo es Juana Mari, estudiante española en París, amiga de su amiga de juventud María Eugenia Huder, quien frecuentemente alojaba a la artista durante sus numerosas estancias en Pamplona, España. A menudo sirvió como modelo en las composiciones de la artista.