La sandía, tema principal de este bodegón, está presentada abierta, colocada sobre una mesa, simplemente rodeada por un manojo de pimientos rojos a la izquierda y por una ristra de ajos a la derecha.
La rodaja de sandía está tratada con fondos lisos, expresando bien la textura carnosa de la rodaja cortada.
El rojo sangre de la sandía está reforzado por el verde oscuro de su piel y de sus pepitas, por los colores cálidos y más sobrios de la mesa y de la pared, así como por el blanco gris azulado de los ajos iluminados por una luz rasante.
El encuadre oblicuo de la mesa crea un movimiento giratorio alrededor de la fruta abierta.
Este lienzo, saturado de rojos y de volúmenes, en honor a los elementos básicos de la cocina española, crea una impresión especialmente lograda de un bodegón lleno de vida y sabores picantes, al igual que la pintura de Germaine Lacaze.