Vista de una playa casi abstracta, donde carpas, pinos y bañistas sirven de vehículos para reunir toda una armonía de colores y de formas en un firmamento recalentado donde las vibraciones de calor disuelven formas y colores.
La arena de la gran duna y sus sombras bañan el lienzo de un color amarillo lechoso, del que emergen en la parte inferior del lienzo las formas geométricas de las casetas de la playa y en la parte superior algunos pinos pintados con trazos oscuros.
Un espejismo creado por la configuración de una duna enderezando la perspectiva del suelo arenoso en una atmósfera veraniega sofocante en una playa de Arcachón, la artista transfigura la realidad banal de una playa atlántica en una dimensión fantástica donde solamente la alineación de colores cálidos y fríos y algunas formas triangulares resisten.