Esta acuarela reúne los ingredientes típicos de los bodegones tan apreciados por la artista: un kilim, una mandolina, una romántica silla negra Napoleón III, una mesa con flores y frutas.
Tres planos horizontales se suceden en hélice de arriba abajo: la mesa, el asiento de la silla y la alfombra. Giran sobre sí mismos enderezándose cada vez más. Los elementos de color claro (cesta, mesa, caja de resonancia de la mandolina, tela) son colocados en el centro con elementos más oscuros a la izquierda y a la derecha, estructurando así la verticalidad en zigzag de la obra.
La mandolina « sentada » en la silla está en el centro de la composición. Varias diagonales convergen sobre su oído: el borde de la mesa, el mástil de la mandolina, el ángulo hecho por el suelo y la pared, la pata delantera izquierda de la silla alineada con el borde trasero derecho de su respaldo.
La transparencia de los soportes, la puesta en escena de los objetos, la delicada arquitectura de la silla, el espacio vacío bajo la mesa, crean un movimiento en espiral, que solicita nuestra mirada.
La armonía de los tonos, la transparencia del toque de acuarela, el dinamismo de la composición, todo nos cuestiona sobre el frágil equilibrio de estos objetos en suspenso ante nuestros ojos resonando entre sí en una hermosa armonía pictórica.