En un paisaje árido, tras una pareja de indígenas guatemaltecos en primer plano a la izquierda, el lienzo nos muestra una colorida multitud de un mercado de Chichicastenango.
Las paredes blancas de las casas iluminadas con fuerza capturan nuestra mirada, al igual que los colores vivos de los trajes y de las telas colgadas.
Cuatro diagonales se adentran paralelamente a la derecha en una sola perspectiva: el suelo de la calle, el desfile de la multitud, la sucesión de los puestos y el paisaje montañoso.
En el mismo impulso, la artista manifiesta el choque pictórico que sintió ante este mundo indígena lleno de contrastes: formas rudimentarias estructuradas con una sola pincelada lindan con trazos circulares, zonas de luz y de sombra se yuxtaponen, el color tierra del paisaje envuelve un mundo de colores vivos.