Dibujo todo en altura de un desnudo femenino peinándose y mirándose en un pequeño espejo sujetado con su mano izquierda.
La modelo, de generoso peinado descendiendo en la parte superior de su torso, es vista de frente sentada en un diván. Su cuerpo expuesto sin rodeos ocupa la primera diagonal, con, en vertical a la derecha, una mesa sosteniendo un ramo frente a una pequeña silla con respaldo calado Napoleón III situada en primer plano, dibujada con frecuencia por la artista. El diván completa la segunda diagonal.
La desnudez del cuerpo con largas piernas es realzada por el estilo alimentado por todos los elementos que envuelven la modelo. Nuestra mirada recorre en forma de ocho todos los elementos del dibujo extremadamente bien estructurado.
El encuentro imposible con los ojos de la modelo ocupada mirándose, nos concede el tiempo para admirar esta belleza femenina.