Sobre una gran mesa de color rosa malva con reflejos sombreados en azul cuya arista atraviesa toda la longitud del lienzo declinándose ligeramente hacia la derecha, se sitúan en círculo y casi de forma equidistante los elementos que constituyen este bodegón. De izquierda a derecha, en primer plano, una servilleta azul, una cesta de fresas de madera blanca con asa azul colocada en diagonal, un limón luminoso, un cuenco de vidrio, redondo y transparente, con algunas fresas azucaradas en el fondo, y en segundo plano un plato vacío apenas esbozado, un pequeño ramo de rosas anaranjadas en un jarrón marrón y un azucarero Napoleón III de porcelana blanca con reflejos rosas anaranjados, dialogando con la cesta de fresas y ofreciendo el título al lienzo. Un fondo marrón y azul completa la parte tras la mesa y hace vibrar la atmósfera llena de sombras y luces del lienzo.
Cada objeto, con su propia forma, sus colores específicos, su grado de acabado más o menos detallado y su luminosidad, escribe una estrofa de poesía pictórica brillante que leemos en bucle, quizás como una ronda del pasado, evocando los frutos de la infancia.