Este dibujo es el del jardín interior de una preciosa casa en Córdoba con su arquitectura típica, donde piedras y plantas armonizan gráficamente entre sí. La columna en primer plano sosteniendo arcos lobulados, se alza paralelamente al tronco de la palmera central del jardín haciendo circular así nuestra mirada de arriba hacia abajo descubriendo los detalles del patio florido: el tejadillo con grandes tejas protegiendo una puerta de madera medio cerrada, la balaustrada en techumbre, el tragaluz oscuro encima de la puerta de la derecha… y las múltiples plantas en las macetas.
El estilo esbozado pero firme del dibujo, con ángulos de perspectivas amplias y partes sombreadas o blancas, deja ver la alegría de la artista en yuxtaponer con su única pluma de tinta china las zonas de sombra y de luz.
La artista manifiesta la belleza equilibrada y abundante de este arte de los jardines interiores españoles. Podemos adivinar este lugar abrumado por el calor, cerrado y abierto a la vez, lleno de secretos y de vidas ocultas, como sugiere el boceto del único rostro humano de la escena, dibujado como un guiño, en el umbral de la puerta derecha.