El retrato de esta mujer rubia de ojos negros, tranquilamente sentada a una mesa donde están colocadas frutas y flores, utiliza una paleta de algunos colores dominantes tratados en tonos claros y oscuros. Para los colores cálidos: el rubio del cabello, el amarillo claro y rosado de la piel y del mantel, el naranja de las cerezas, de los albaricoques y de la caja de dominó; para los colores fríos, tres dominantes también: los verdes de las hojas circundantes, los azules luminosos del vestido y los marrones de los ojos y de las uvas.
Los violetas de las flores y del paño completan el equilibrio de colores. La composición triangular y estable del personaje a la izquierda se articula con el semicírculo de la mesa y de los objetos colocados sobre ella. La ceja interrogativa de la modelo, su rostro delicadamente apoyado, rodean una mirada reflexiva dirigida a la pintora y a nosotros.
Este hermoso retrato donde los reflejos de luz y sombra hacen vibrar tan bien los colores, expresa una admiración evidente entre la pintora y su modelo.
La modelo es Paulette Le Bitoux, cuyo nombre de nacimiento era Lacaze, prima hermana de la artista, hija de Charlotte y de Edmond Lacaze, hermano del padre de la artista.