Magnífica vista de la plaza Saint-André-des-Arts, una noche de invierno, nevada bajo un cielo rojizo. Tres árboles esqueléticos, cuatro farolas iluminadas incluida la de la entrada al metro, una columna Morris a la derecha, un quiosco de prensa a la izquierda, juegan con sus reflejos en la acera nevada iluminada por las luces de los bares delante de las fachadas y paredes de los edificios parisinos elevándose hacia el cielo.
Fuerte diálogo entre amarillos luminosos y rosas intensos, en medio de grises azulados y de marrones malvas más apagados, dentro de un hilo conductor bien construido y estructurado en zonas de volúmenes y de perspectivas donde la mirada nunca se cansa.
La pintura de Germaine Lacaze es teatral, las escenas se suceden y no podemos más que dejarnos llevar por la fuerza poética de la atmósfera de esta visión parisina.