Este gran retrato de hombre con traje está tratado con trazos rectilíneos y colores oscuros que subrayan el delicado pañuelo blanco.
La sólida composición marcada por la posición del cuerpo del modelo bien sentado en su sillón es aligerada por el pequeño ramo de flores y por las páginas del libro abierto frente a él que imaginamos en movimiento con el viento de la ventana abierta.
Por la seriedad del traje y la sobriedad de sus colores casi se convertiría en un retrato oficial, si no fuera por el esbozo de la sonrisa del modelo hacia la pintora expresando una evidente complicidad y por los ricos tonos claroscuros del jardín en el fondo del lienzo, el mantel colorido y la alfombra en el suelo que envuelven al modelo de coloridas vibraciones.
Alternándose sin juntarse, estas vidrieras luminosas realzan en tres dimensiones este retrato elegante de un hombre imperturbable.
El modelo es Pierre-Camille Lacaze, primo segundo de la artista, que hizo sus estudios universitarios parisinos alojándose en casa de la artista durante los años 60, antes de ser profesor de química en la Universidad Pierre y Marie Curie de París VI.