Dibujo en tinta china de gran altura de los jardines de la Villa de Este, con sus majestuosos eucaliptos desde donde emerge una torrecilla de la villa romana.
Esta vista informal y tupida de grandes árboles elevándose hasta el cielo ocupa casi todo el espacio de la lámina. Solamente, el estanque, en primer plano, y la torrecilla situada en perspectiva en medio de la parte superior del dibujo, constituyen las zonas de trazos rectilíneos, signos de un mundo « civilizado ».
Aunque minoritarias, las posiciones simétricas de estas dos construcciones estructuran el resto del dibujo y distribuyen los árboles en dos grandes masas frondosas. Entre ellas, dejan abierto un camino que asciende hacia un lugar misterioso cuyo acceso requiere atravesar un « bosque casi virgen ».
Transformar la visión realista de un bello punto de vista en un ensueño estructurado y rebosante, así es la práctica de una artista que se preocupa por abrir caminos, por crear resonancias y establecer incluso el estilo más exuberante en una solidez de formas.