Una vista dinámica de una playa llena de veleros donde las formas de las velas y sus tonos de blanco son el verdadero motivo.
Los mástiles de los dos veleros proporcionan verticales. Si las siluetas de los navegantes a los pies de los veleros animan la escena de la playa, son los reflejos al sol y a la sombra de las velas hinchadas en primer plano los que se rompen en nuestras retinas.
Nuestra mirada avanza en el centro por un soleado camino arenoso hacia hileras de tiendas de campaña y pinos que enmarcan horizontalmente la parte superior del lienzo y nos devuelven al primer plano.
El pintor construyó su lienzo como una ventana con cortinas que se abrían a una playa. El primer plano y las perspectivas se suceden, con estructuras que permiten mantener zonas informales llenas de colores en degradado.